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Zaruma


CANTÓN   ZARUMA
 

INDICE:

.- Fotografía del Alcalde.

.- Afiliación Política del Alcalde.

.- Habitantes en el Cantón.

.- Habitantes Hombres y Mujeres.

.- Límites Geográficos del Cantón.

.- Fecha de Cantonización.

.- Principales fiestas.

.- Fotografías del Cantón.

.- Mujeres de Zaruma.

.- Bandera del Cantón.

.- Escudo del Cantón.

.- Himno del Cantón.

.- Historia del Cantón.

.- Hoteles y Hosterías  en Zaruma.

.- Filmaciones Profesionales.

.-  Fotógrafos Profesionales.






Sr. Danilo Vinicio Mora Astudillo
ALCALDE DEL CANTÓN ZARUMA


AFILIACIÓN POLÍTICA: M PAÍS
 
POBLACIÓN:   24.097
MUJERES:         11.814
HOMBRES:      12.283
 
LIMITES GEOGRÁFICOS:

NORTE:   El Cantón Chilla.
SUR:        El Cantón Portovelo.
ESTE:       La Provincia de Loja.
OESTE:   Los Cantones Piñas, Chilla y Atahualpa.
 

FECHA DE CANTONIZACIÓN:
26 DE NOVIEMBRE DE 1820











































SUS  BELLAS  MUJERES.




























BANDERA DEL CANTÓN ZARUMA
 
 

 

ESCUDO DEL CANTÓN ZARUMA







HIMNO DEL CANTÓN ZARUMA


Coro

Con patriótico ardor ensalzamos
madre patria, tu paso triunfal;
sigue, sigue ascendiendo a la altura
que conquistas con férvido afán



Estrofas

Inexhausta riqueza entrañada
en tu seno, la mano de Dios
quiso darte, cual diera a sus hijos,
por herencia, trabajo y honor



En las quiebras del Ande te ostentas
en efluvios bañados de luz,
del progreso siguiendo el sendero,
sin dar tregua a tu noble inquietud



En la clásica lid redentora 
fue tu esfuerzo de  pueblo viril;
pues tu sangre y el oro en que abunda
por la patria fue poco pedir



Y esa herencia de libres acreces
difundiendo en tu seno el saber
y probando ser grandes los pueblos
por la ciencia, el trabajo y la fe.



La constancia y la unión de tus hijos
de grandeza tu prenda serán;
en la cumbre el egregio civismo
ciñante ellas con lauro inmortal.

Letra: Dr. Ernesto A. Castro 
Música: Julio C. Espinosa 

 

HISTORIA DE ZARUMA.


Fuente: Revista Veta del Gobierno Municipal de Zaruma.

Época Aborigen

PERIODO DE INTEGRACIÓN

Por falta de investigaciones hay dificultad de precisar el nombre de las etnias locales; sin embargo hay evidencias culturales del periodo de integración que se ponen de manifiesto en los valiosos complejos arqueológicos de Guayquichuma, Yacuviña, San Antonio, Chepel, Plan Grande y otros. Las evidencias de terrazas lineales y semicirculares, muros de piedra, graderíos, petroglifos, acequias, anfiteatro, huancas, herramientas y cerámicas, testimonian la presencia de pueblos con funciones políticas, económicas, sociales y rituales.

Entre ellos se generaron activas relaciones de intercambio y se promovió una articulación económica regional.

Estudios preliminares realizados por el 
Arqueólogo Jaime Hidrovo. dan cuenta que los  importantes complejos arqueológicos como Guayquichuma,  Chepel, Payama, Trencilla, San Antonio, Chivaturco, Tocto, Shuquin, Guartiguro, entre otros, son evidencias claras de expansionismo del señorío Cañari en la región y pertenecen al período de Integración 500 a  1400 años d. C.

En cuanto a los múltiples  petroglifos
diseminados en la región de Zaruma,
presentando una diversidad de grabados que corresponden a figuras zoomorfas, antropomorfas,fitomorfas, espirales, círculos concéntricos y  astros como el sol y la luna, según Chantall Caillavet, esta   escritura ideográfica  de gran significación para estos pueblos, bien pudieron haber sido hitos demarcatorios de territorio Palta-Cañari.

En 1470 las tropascuzqueñas avanzaron

hasta el sur ecuatoriano con débiles
manifestaciones en la Costa. 


En esta micro región se conserva el
Pucaráincaico de Tocto en Guanazán, 
como influencia de evidencia inca y hay otros referentes de su presencia.
Existen informaciones fragmentarias 
de la explotación de oro durante la invasión incásica y de la provisión de oro para el rescate del inca Atahualpa que no llego a su tiempo.

Sin embargo los estudios aún incompletos impiden validar la riqueza patrimonial de estaetapa histórica.



INVACIÓN INCA

El criterio expansionista del Imperio Inca, Tahuantinsuyo, impuesto por Túpac Yupanqui, fundamentado en la búsqueda de nuevas tierras aptas para la agricultura, fue seguido por el nuevo monarca Huayna Capac, quien a fines de la década de 1480 ordena la exploración del norte, y miles de incas diestros en la guerra subieron aguas arriba por el río Tumbes y finalmente llegaron a las tierras altas de la Hoya de Zaruma.

Deslumbrados por el entorno ecológico
y la presencia del preciado metal, sometieron  a los cañaris, convirtiéndolos en mitayos y 50 años aproximadamente vivieron estas dos culturas, los Cañaris bajo el predominio Inca.


El Cerro de Oro de Zaruma

El único dato de carácter prehistórico que se ha podido encontrar, relativo al más remoto origen de la explotación del oro de Zaruma es el que consta en el libro "Leyendas Incaicas-Kora", publicado en Antofagasta en 1923, por Juan E. Durand.

Afirma el autor, en el prólogo, que "los acontecimientos relatados y las fechas en que se desenvuelven han sido tomados, sin sufrir la menor alteración, de un expediente de 107 folios, iniciado en el Cuzco en 1539 y concluido, mejor dicho abandonado, en Huánuco, dos años después; el que es, sin duda, uno de los procesos judiciales más antiguos de los que iniciaron los españoles".

En dicho expediente ha quedado la
relación de los bailes incaicos, afirma
Durand, con los que se celebró la
coronación de Huaina Capac, en cuya
festividad tomaron parte los  representantes de todas las naciones
del imperio, y entre éstos los de Quitu
y Cañar.
La referida relación dice así:

"A medida que los del pueblo bebían, se acercaban a saludar al Padre Inca, hijo del dios Inti, formando grupos de
danzantes que iban a cumplimentarle.

"Los Huayllas hicieron una cadena
de cien parejas en las que aparecían
alternados hombres y mujeres,
agarrados de las manos dando vueltas
a derecha e izquierda entorno de la
litera del Monarca. Danzaban
entonando el Huaiño mitológico del
Ancash-Tica (Flor Azul). Llevaban sus
ropas de lana trenzada, teñida de
azul índigo. En la frente tenían una
 wincha de planchas de oro cobriza...". "En señal de tributo las mujeres obsequiaron al Emperador diversidad de orquídeas y flores de todos los colores, y los hombres le entregaban los amuletos hechos con el oro de los placeres de Chuquis en el Laurimayo o Marañón".

"Por uno de los extremos de ese hemiciclo penetraron los Pillco,
vestidos de rojo y azul, con  chimpus de color en las frentes. Danzaron trece parejas... cada pareja obsequió un kuaso de oro de Cayumba... Salieron por el otro extremo del semicírculo a formar parte de la gran cadena mientras que por el otro costado entraron los Quitu-s y Cañaris".

"Estos chinchasuyos del Norte  formaron seis grupos de a cuatro,
y frente al Inca danzaron el Turo-Manya (Arco Iris), y la Chimpu-raso (cerco de nieve) con diversas cadenas en circuito, abriendo los brazos y dando cada grupo una vuelta completa.
Vestían los primeros los colores del
iris, y los segundos de anaranjado
y amarillo, y ambos con winchas
de plata llamadas canipu, diademas que aludían a los grandes nevados del Norte.
Las mujeres estaban adornadas con elegantes tupu-s muy agudos conocidos por Pichincha-s. Obsequiaron a Huaina Capac esmeraldas de Manta y dijes de oro de Zaruma y del Chinchipe".

Esta interesante relación nosrevela que el oro de Zaruma, se explotaba desde una época anterior a la incaica, y este asiento minero era extensamente
conocido. Así es que el explorador
español no lo descubrió, sino que
lo explotó desde el primer momento en que estuvo en posesión de él ¿Cómo podía ocultarse un asiento minero

de las proporciones del de Zaruma en explotación, si en Zamora y Yaguarzongo, las minas y lavaderos de oro fueron descubiertos en la espesura de la montaña en las primeras exploraciones?



El oro de Zaruma y el Rescate de Atahualpa.

Los Incas fueron los primeros en hacer minería extractiva y atesoraron mucho oro, cuenta la tradición que cuando fue tomado prisionero Atahualpa por los españoles en 1533, el cacique Quinara llevó cientos de indígenas e incas con sendos cargamentos de oro para pagar el rescate de Atahualpa; se dice que cruzó el río Piscobamba, arteria madre del Catamayo o
Chira, pero cuando se enteró de la ejecución de Atahualpa enterró el oro en profundas galerías cercanas a la hacienda Guatuchi provincia de Loja.



La Industria Minera Española en 1586

El modo cómo se inició de hecho el aprovechamiento de la minería de Zamora lo revela como uno de los más antiguos documentos conocidos, merced a su reproducción en las "Relaciones
Geográficas" de Jiménez de la Espada.

El Capitán Rodrigo de Arcos, Alcalde ordinario de la ciudad de Loja y Teniente del asiento de Zaruma, presentó un pedimento a don Pedro de Guzmán Ponce de León, Corregidor y Justicia Mayor de Loja, Zamora y Zaruma, el 13 de diciembre de 1586, treinta y ocho años después de fundada Loja, en relación con Zaruma y dice: "En el asiento y minas de Zaruma tengo muy buenas minas de oro
y dos ingenios con que muelo los metales e cada día descubro minas y saco muy buen oro de ellas, y sacaría mucho más, si tuviese indios mitayos abundantemente para poder beneficiar los dichos ingenios y
minas, porque ha acaecido en una semana más de quinientos pesos de oro, y teniendo mitayos pudiera sacar mucho más".


De manera que con mi buena industria, he aventurado gastar mi hacienda e hecho dichos descubrimientos, de que ha
resultado y resultará grande en pro e utilidad a los reales quintos e a las dichas ciudades de Cuenca y Loja, que están pobres especialmente en la dicha ciudad de Cuenca, no tienen otras minas más que las que yo he descubierto en Cañaribamba; ni la dicha ciudad de Loja tiene otras minas más que las de Zaruma; e así por los grandes gastos que he hecho lo que he
descubierto, como porque siempre acomodo y favorezco a personas virtuosas, pobres y caminantes e monasterios, merezco que Su Majestad me haga merced me ofreciere y que me mande dar indios para beneficiar dichas
minas, pues de allí ha de redundar gran cantidad de sus reales quintos en toda la República".

Confirman los testigos, comenta Jiménez de la Espada, lo expuesto en el pedimento, y uno de ellos, Pedro de Muñatones, vecino de Loja, añade que Arcos entró al río de Santa Bárbola con indios puruháes; que el ingenio de mazos y hierro y fuelles lo construyó Diego López, maestro de hacer ingenios;
al cual vio el testigo y dice que: "No vio otro mejor de más casta"; y que las minas de Arcos en Zaruma estaban a dos jornadas de Loja y concluye: "Que además de los que tiene dicho ha visto que en la hora de agora anda descubriendo minas en Catacocha, dos jornadas de la ciudad de Loja".

Estos pedimentos y más informaciones indujeron al Consejo Real de Indias a formular un interrogatorio, que lo redactó el consejero ponente don Agustín Álvarez Toledo en 1592.

Contestando a este interrogatorio
existen cuatro "Relaciones" que las reproduce en las suyas Jiménez de la Espada. Dos de ellas son anónimas, las otras dos son del Licenciado Francisco de Auncibay y de don Pedro González de Mendoza. Las anónimas se imputan al Licenciado Morales Tamayo, Fiscal de la Audiencia de Quito, por una referencia del Obispo de Nicaragua, Fray Gerónimo de Escobar, uno de los
consultados sobre las minas de Zaruma.

De estas "Relaciones" es preciso
conocer los datos más destacados,pues todas coinciden en el asunto general de poblar el asiento minero de Zaruma con dos mil indios, por el sistema mitimae, es
decir, transportándolos de otras
poblaciones.

En la primera Relación -anónima- y quizá la más importante por los datos que suministra se afirma:

"El asiento de estas minas de oro es un pedazo de tierra la mejor y más rica que hay hasta llegar al Cerro de Potosí, por ser riquísimas las vetas de oro que corren y van a cuatro y seis leguas y más y menos, y está cruzado y atravesado de ellas, de donde se ha sacado y se puede sacar millones de años grandísima riqueza de oro, y en cada uno de muchos años se han sacado a más de doscientos mil pesos, y a Su Majestad le ha valido sólo los quintos reales en cada uno de ellos, pasados de cuarenta mil pesos.

"Habrá como treinta ingenios en que continuamente se suele moler los metales de oro que de las dichas minas se sacan, cada uno de los cuales tiene siete y ocho mazos de hierro que suben
y bajan a dar golpe con ellos hasta los moler como harina, con artificio de una rueda grande que la hace andar el agua a manera de batán, sin trabajo de mula ni caballo ni otra cosa".

"Desde el mismo mortero en que dan los mazos de metal por donde sale el oro molido que lo hecha al agua, tienen puestos unos paños o frezadas más de veinte pasos a lo largo, para que pase por encima; y como es pesado el oro, quedase en ellas y pasa adelante el agua y arena y tierra

que de él ha salido. Cogen estos paños cada tarde y en grandes bateas los meten y lavan, y en el hondón de ellas queda el oro, el cual se saca, junta y limpia con azogue. Cáusalo esto el no ser amoroso como otros el oro. Está sobre plata de 7 o 8 quilates. Este oro lo sacan a fundir en tejos sin marca, y también en polvo, a las Cajas Reales de Loja y de Cuenca, que son las más cercanas a dicho cerro, como adelante se dirá, y alguno va también a Paita, que está a
cincuenta leguas de él, y otras veces a Quito donde hay cajas, que esto es en voluntad de los dueños y tratantes; pero casi todo se quinta en Loja y Cuenca".

"Este cerro y minas de Zaruma estará del puerto de Tumbes, que  es la Mar del Sur, como veinticinco leguas; pero es malísimo camino, de muchos ríos caudalosos y sin puentes y está cerrado de arcabuco y ásperas montañas y más es camino de indios que de españoles. De la ciudad de Quito estará a distancia de
setenta leguas y para ir a estas minas se va derecho a la ciudad de Cuenca y desde ella hay veinticinco leguas. Desde la ciudad de Loja habrá diez y seis leguas; desde la ciudad de Zamora habrá diez y ocho leguas".

"El Virrey don Francisco Toledo, con mucho acuerdo, visto la gran riqueza de estas minas y la que había asimismo en la dicha ciudad de Zamora, puso Cajas
Reales en ellas y en Loja y Cuenca, para efecto referido y hizo ciertas ordenanzas, con comunicación de personas inteligentes, sobre los indios
que habían de acudir al dicho cerro y minas y jornal que habían de ganar".

"Mandó fuesen para servicio de ellas de las provincias de Los Paltas, término Loja y la de Pacaribamba y Cañaribamba, términos de Cuenca, y otros pueblos circunvecinos, que distan de estas ciudades de las minas a diez, doce y catorce leguas".

"Y para esta repartición y que tuviesen buen envío, siempre los Virreyes han
nombrado dos personas: la una reside en Los Paltas, la otra en Cañaribamba, con salario de cuatrocientos pesos
a costa de los del cerro; de los cuales solían ir más de setecientos indios. Estos sirven un mes, y cuando se acaban, entran otros que vienen por sus
mitas, que quiere decir "por ruedo"; de manera que el indio hace dos mitas de a mes cada una en un año en diferentes
tiempos, y no vuelve hasta el año siguiente; y huelgan diez meses, y con esta orden todo el año andaban aviados".

"Pero tales personas y caciques han sido tan malos, que por reservar a muchos de ir a las minas, han consentido que se corrompiese esa orden y enviasen muchas veces a los que habían ya cumplido y hecho su mita de dos meses y los del cerro los detuvieron hasta que viniesen otros en su lugar, de que han resultado muertos con el excesivo trabajo, y otros inconvenientes".

"Con las dichas enfermedades y malos tratamientos se han muerto y consumido la mayor parte de estos indios, y sus encomenderos han quedado pobres, por falta que les hacen en el tributo que les
pagan, y las minas sin avío y es de considerar, de donde las hay más castigados son de Dios con las dichas enfermedades y siempre mueren la mayor parte".

El Licenciado Ortegón visitó este Cerro; mandó guardar las ordenanzas del Virrey y remedió algunas cosas en favor de los indios.

"Para reparar tanto daño y que los pocos indios que han quedado se puedan conservar en sus pueblos y no se acaben de todo punto y la grandeza de estas minas se conserve y se vuelvan a remediar y ennoblecer las ciudades de Loja, Cuenca y
Quito, sería el Rey, nuestro señor, muy servido, si en el dicho Cerro o Valles y riberas de él se poblaren uno o dos pueblos de más de dos mil indios vagabundos que hay en Quito y su comarca hasta Cuenca, holgazanes y advenedizos que llaman Painadillos, ladinos viciosos, que no pagan tributo ni quieren servir sino andar amancebados y en borracheras".

"Estos se podrían recoger desde el corregimiento de Otavalo y sus anejos, ocho leguas de Quito, y en el recogimiento de Latacunga y sus anejos, y en la del
Riobamba y sus anejos, en todo el camino hasta la ciudad de Cuenca, con mucha facilidad".

Luego trata este informe acerca de la manera de alojar a estos dos mil indios Painadillos en un caserío que debe construirse previamente; de los jornales que debe pagarse a los indígenas; de la
iglesia y hospital que debe haber, y termina diciendo que:

"El dicho Cerro es de la jurisdicción de Loja y el Corregidor pone allí teniente; pues désele dar el título de Villa y poner allí un alcalde mayor de minas y que tuviere jurisdicción y las apelaciones fuesen a la Audiencia".

Las dos relaciones anónimas coinciden a tal punto, que se las cree del mismo autor, y las restantes son divergentes en algunos aspectos, que es preciso anotar.

El Obispo de Nicaragua antes mencionado describe el asiento de Zaruma:

"Este es un cerro que llaman Cerro de Zaruma, llamado así por los indios naturales, el cual está labrado con labores de minas de oro de treinta y dos años a este cabo; porque el año de setenta se descubrió".

El Licenciado Auncibay encuentra razones, en su concepto, por las que se supone que el trabajo de las minas es muy del agrado del indígena, pues halla
buen salario y mejor género de vida que en su pobre choza. Lo que le falta es darles habitaciones a los trabajadores y estos vendrán "obligados" naturalmente, de todas las principales poblaciones de
la sierra de la Audiencia, en el número
de dos mil, imponiendo un porcentaje de
indígenas que él señala a cada población,
de acuerdo con el número de sus habitantes.

Y concluye diciendo: "Podráse pregonar
que al indio que de su voluntad se quiera ir a
Zaruma, se le hará casa de balde y se le
darán tierras y que sería libre de tributo
uno o dos años, porque por aquí acudirán
muchos".

Don Pedro González de Mendoza está de
acuerdo en su Relación respecto a la
fundación de un pueblo indígena en
Zaruma, con el contingente reclutado
en  el país, pues debe incrementarse
la extracción de oro, y en definitiva opina:

"Este Cerro es sujeto al Corregidor de
Loja y parece que convendría que la Caja
de Loja y la de Cuenca fuese toda una y se
reduzcan a la del dicho Cerro Zaruma; y
el Corregidor podrá hacer esta población,
pues cae en su jurisdicción, y podrá asistir
allí una temporada, dejando su teniente
en Loja por el tiempo que le pareciere
a los Señores de este Real Consejo; y
cuando hiciere ausencia de Zaruma
puede dejar su teniente como agora
al presente lo tiene y es costumbre,
para que el dicho Corregidor entienda
el aprovechamiento que la hacienda
real de Su Majestad tiene y dé noticia a
este Real Consejo, juntamente con los
dichos oficial de lo que más convenga,
para que acá se provea".

Estas relaciones nos dan la convicción
de que Alonso de Mercadillo realizó la
fundación de la Villa de Zaruma,
como se afirma por nuestros historiadores,
pero que ésta fue de precaria existencia
por la falta de población que se trataba de
trasplantar, y por esto el Rey en varias
Cédulas, ordenaba la fundación de una
ciudad o villa. Y también se comprueba
una vez más, que el horror de las
mitas tuvo en Zaruma el mismo resultado,
esto es, que se sacrificó sin piedad millares
de indígenas hasta el punto del agotamiento
en el distrito de Loja, y se arbitró entonces
formar una población en el mismo asiento
minero de Zaruma, con el secuestro de
dos mil indígenas de las provincias
interandinas, o con el recogimiento de los
painadillos,
indígenas vagabundos, miserables, que se
hallaban dispersos en todas partes de país.

Además como en el caso de Zamora se
insinuaba la compra de esclavos negros
para dedicarlos al trabajo de las minas.

Que las minas de Zaruma fueron conocidas
desde una época anterior a la dominación
incaica, es evidente, no sólo por la tradición
conservada  acerca del tributo que en oro
de Zaruma se ofreció a Huayna Capac en su
coronación, sino que aún las minas de
Zamora ya fueron explotadas antes de la
conquista española.

Afirma Jiménez de la Espada que: "El oro
de Zaruma por su mucha liga de plata, tiene
un color pálido, carácter que ofrecen
también las alhajas de este metal encontradas
en las huacas y otros enterramientos de los
yungas marítimos; por lo sospecho que
aquellos aluviones se explotaron desde muy
antiguo por dichos indios costeños,
aprovechando su cercanía y su situación sobre
la vertiente occidental de la Cordillera y a
orillas de una de las cabeceras del río Tumbes".

Así es que tanto la afirmación del Obispo de Nicaragua, como la del P. Velasco, relativas a que las minas de Zaruma se descubrieron en 1560, no es exacta, si es que este año no es del redescubrimiento de dichas minas.




LOS PRIMEROS ESPAÑOLES
EN ZARUMA
De acuerdo a  varios historiadores, los
españoles asentados en el puerto de Tumbes
catearon las aguas del río encontrándolas
ricas en oro y decidieron remontarlo hasta
encontrar la fuente que los nutría, llegando a
los actuales territorios de Zaruma, esto
ocurría en el año 1536, tres años más tarde
dominados Incas y Cañaris se iniciaba la
explotación de una rica beta de oro llamada
Vizcaya, y se daba inicio al mismo tiempo a
la más cruel e inhumana explotación del
oro por parte de los aventureros españoles
utilizando como única herramienta de trabajo
la fuerza laboral de los nativos.

La conquista fue uno de los hechos más
sangrientos de la civilización, fue un caso de
guerra, violenta opresiva y explotadora que
diezmo generaciones y asesino nuestra
cultura, desarraigó al indio de la tierra para
convertirlo en minero, desarticulando el
sistema de cultivos.

Las continuas guerras entre conquistadores en una voraz carrera hacia la fortuna decapitaron al primer Virrey del Perú Blasco Núñez de Vela y Gonzalo Pizarro envía al Cap. Alonso de Mercadillo con un grupo de soldados para fundar el Asiento Minero de Zaruma que se hizo realidad el año de 1549 con el nombre de Villa Real de Minas del Cerro Rico de San Antonio de Zaruma, perteneciente al
corregimiento de Loja, con la urgente
finalidad de garantizar el flujo de oro hacia la
Corona que hasta ese entonces no estaba
siendo beneficiada.
Desde ese momento el Asiento Minero de
Zaruma se convierte en el diamante amarillo
del Corregimiento de Loja y el nervio
económico de la Real Audiencia de Quito.

Las minas de Zaruma fueron ganando fama en
España por el abundante oro de sus vetas,
aunque de baja ley, y llegaban a este pueblo
señores importantes de la Corona, nobles,
letrados y otros aventureros que compraban
el privilegio de ser corregidores de Loja por el
oro de Zaruma, ya que el título de Corregidor
de Loja se modificó con el nombre de Corregidor
y Alcalde Mayor de  Minas del Cerro Rico de San
Antonio de Zaruma. En este contexto, era urgente
reclutar mano de obra indígena para el laboreo
de las minas, los mismos que eran trasladados 
a la fuerza desde  todo el territorio de lo que
hoy es Ecuador, el sur de Colombia y el norte del
Perú, reclutamiento que lo hacían amparados
en Cedulas Reales emitidas por el Rey de España.

La movilidad étnica era tan grande que Céspedes
de Castilla ya en 1548 solicita permiso al
Obispado de Loja para crear el Curato de Zaruma
con la finalidad de dar asistencia espiritual a  los
indígenas.

El descubrimiento de las minas de Potosí en 1545,
y otras importantes minas en varios sectores de
América, sumado por supuesto a la abundante
cantidad de oro que proporcionaban las
minas de Zaruma, especialmente las minas del
Sexmo, Vizcaya, Agua dulce, Píllasela, entre otras,
hizo necesaria la imposición de la MITA en
1574 por el Virrey Francisco Toledo. Esta
Institución Colonial sometía con obligatoriedad
a los hombres
entre las edades de 18 a 50 años para realizar
trabajos mineros en períodos de uno a dos años
y descanso por períodos similares, pero esta
disposición jamás se cumplió; la Mita fue una
verdadera máquina para triturar indios al
mando
de encomenderos desalmados que escarmentaban
la fuga matándolos a golpes y lanzándolos a los
perros como alimento. Esta pesadilla indígena,
según Eduardo Galeano, forzó a las madres
indígenas a la práctica del aborto para evitarles a
sus hijos el horror de la mita, e inclusive se
practicaban suicidios masivos de indígenas en
algunas comunidades americanas para escapar
de la tortuosa institución colonial.

Esta irracional explotación  indígena  fue
denunciada por Fray Bartolomé de las Casas y
tuvo eco en Zaruma en otro dominico, Fray
de la Peña, este en 1581 informó al Rey
Felipe II de la calamitosa situación, e intento
personalmente remediar la situación pero sin
éxito, pues encontró la oposición de los
españoles, cuya desmedida ambición les
impedía advertir que ese trato miserable
exterminaría poco a poco esa fuerza de
trabajo nativa.

Para el año 1585 existían en Zaruma 30
ingenios de oro que consistían en grandes
ruedas metálicas movidas por fuerza
hidráulica pata triturar el cuarzo, utilizando
el método del franelado que se utiliza
hasta hoy por la minería artesanal.

Los constantes obsequios de mineros poderosos
al Rey, entre ellos el obsequio de una pepa de
oro de tres libras y media, extraída de la mina
el Sexmo, sumado a la necesidad de la
Corona de contar con autoridades que garanticen
el circuito del oro hacia la Península y en
reconocimiento a la ingente carga en oro que las
minas aportaban a  España, el Rey Felipe II  un 17
de octubre de 1593, firma el Edicto Real mediante
el cual decretaba  la Fundación de Zaruma con el
nombre de Villa de Sant Antonio del Cerro de oro
de Zaruma, que se efectivizó dos años más tarde a
través del Virrey del Perú García Hurtado de
Mendoza, quien delegó al Capitán español Damián
Meneses que fundó definitivamente la Villa el 8 de
Diciembre de 1595.

 La actividad minera desordenada y ambiciosa
provocaba constantes accidentes, pero uno en
particular que mantuvo encerrados en la mina
a varios indios por nueve días, y al cabo de este
tiempo salieron ilesos, fue la razón para que el
pueblo indio desde 1606 tomara como patrona
a la Virgen de la Consolación, que hasta hoy
es considerada la protectora de los mineros y
es venerada como patrona del cantón Portovelo.

A inicios del siglo XVI la población de la villa era
abundante, esta gran movilidad étnica fue el
antecedente para que el Rey de España Felipe
III a través del Virrey del Perú Luís de
Velasco creara mediante Decreto Real la
Parroquia Pastoral de Zaruma el año 1611,
convirtiéndose Zaruma y Yulug en los
primeros asentamientos de evangelización
castellana.

La sobre explotación indígena sumado
a los nuevos virus que aportaron los Ibéricos
diezmó agresivamente la población indígena,
disminuyendo por tanto los niveles de producción
del oro, por lo que el Rey Felipe V, en un acto
más por conveniencia que por humanidad decreta
en 1720 la abolición de la MITA, debiendo pagarle
al indígena por su trabajo; pero esto no fue
aceptado por los encomenderos ambiciosos de
Zaruma lo que provocó reacciones especialmente
de la Iglesia a favor de los indígenas, logrando por
lo menos un pago miserable por su trabajo, aunque
el atropello de la Mita continuaba con
pequeñísimas variantes. Finalmente la presión
internacional fue decisiva para que la Corte
de Cádiz suprima definitivamente la Mita en 1812.

El 20 de Enero de 1749, un terremoto azotó a 
Zaruma destruyendo la ciudad y colapsando la
mayoría de las minas e ingenios, sobrevino
para desgracia de los españoles una gran
rebelión indígena que culminó con el éxodo
masivo y por ende la ruina de Zaruma y
consecuentemente de los gobiernos de Loja y
Yaguarzongo que tenían gran comercio con
Zaruma. Luego de este acontecimiento Zaruma
entró en una fuerte depresión, pero el esfuerzo de
pocos mineros y la ayuda oficial de la Corona que
permitía traer indios para el laboreo de las
minas se logró salir adelante, aunque los niveles de
producción nunca se superaron, ni siquiera se
aproximaron a los registrados en décadas
anteriores, pues investigaciones afirman que en
el período 1536-1820 España se benefició de
aproximadamente de 2.700 toneladas del oro de
Zaruma.

 

La Gran Colombia

La Ley de División Territorial Colombiana del
25 de Junio de 1824 eleva a Zaruma a la
categoría de cantón perteneciente a la provincia
de Loja, y esta a su vez  al Dpto. del Azuay.

El Libertador Simón Bolívar expide la Ley
de Minería, y en 1829 nombra Juez de Minas
del cantón al Sr. Manuel Astudillo Samaniego,
con la finalidad de reactivar la producción
minera y obtener recursos necesarios para
la administración del Estado.








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