| Jean-Claude Mas, dueño de la empresa PIP, 3ª productora mundial de los implantes mamarios hoy cuestionados por su riesgo cancerígeno, se dedicaba a los chacinados antes de pasar al rubro de las prótesis.
Así lo denunció en los medios franceses el cirujano plástico Patrick Baraf, quien ejerce la profesión en París y conoció a Mas, chacinero reconvertido a los implantes mamarios.
"En los 80, este recién llegado promocionaba a voz en cuello los méritos de sus prótesis en un estilo ofensivo y no dudaba en criticar los productos de los demás", explicó el médico. "Era fiambrero y luego se puso a hacer prótesis mamarias en Toulon. Montó un laboratorio. Cabía interrogarse sobre sus competencias y sus calificaciones para lanzarse a la fabricación de material médico", agrega Baraf.
El escándalo en torno a la empresa de Mas estalló cuando las autoridades sanitarias francesas registraron ocho casos de mujeres con tumores malignos en los senos. En todos ellos, el denominador común eran las siliconas PIP (Poly Implants Prothèses).
Recientemente se supo también que el fundador de PIP tenía una orden de captura dictada por Interpol. El motivo sorpendió: Jean-Claude Mas era buscado en Costa Rica por conducir en estado de ebriedad y no presentarse a los requerimientos judiciales y no por haber vendido implantes mamarios defectuosos a decenas de miles de latinoamericanas (el subcontinente representaba el 57% de su mercado).
Ex comerciante de vinos y embutidos, Mas vio una veta a explotar en el negocio de la venta de material médico y se lanzó a la fabricación de prótesis mamarias a precios imposibles de emular: 250 euros en vez de los 800 de las marcas previamente existentes. El ex chacinero no se privaba, además, de tildar de cancerígenos los productos de sus competidores...
Llegó a vender 100 mil prótesis anuales, el 90% de ellas fuera de Francia, y amasó una fortuna. En 2003, un fondo de inversión norteamericano entró en el capital de su empresa. Fue en 2005 cuando Mas decidió remplazar la silicona médica por un gel no autorizado, diez veces menos caro.
El resultado no se hizo esperar. En 2008, PIP fue condenada a pagar 1,4 millones de euros de multa. Y la Agencia Francesa de Medicamentos (Affssaps) detectó el uso del gel no autorizado.
El juicio por este engaño tendrá lugar en 2012. Pero a Jean-Claude Mas le espera otro, por homicidio involuntario de las mujeres que padecieron cáncer debido a la ruptura de sus prótesis. | | |
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